Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://diegoprsk348070.bluxeblog.com/70690239/el-cabezazo-de-zidane-análisis-emocional